Saturday, September 15, 2007

A veces las segundas partes sí que sí

Bueno, la verdad es que lo habíamos dejado bastante negro, ¿no? Voy a aprovechar que el Bilbao-Zaragoza me interesa nada para terminar lo que habíamos empezado (como dice el Maestro Yoda, hazlo o no lo hagas, pero no lo intentes). Pues bien, os recuerdo que ahí estaba yo, con mi coche de alquiler echando humo como una locomotora en plena B-23, y con diferentes individuos descendiendo de sus vehículos supuestamente averiados, y ellos supuestamente muy cabreados.

Lo de dejar paso al Gonzalo de 12 años tiene una cosa positiva en estos casos, y es que desaparece el riesgo de un ataque de autoestima chulesca o de reivindicación prepotente (algo así como "pero gil..., ¿cómo se te ocurre frenar de esa manera?"). En este caso esa reacción hubiera sido peor que mala, fatal: 5 a 1, hoy estaría en el cementerio de Barcelona, condecorado con la Gran Cruz de la Subnormalidad Absoluta. Sin embargo, con 12 años y capacidad de reacción cercana a cero, sólo se me ocurrió pedir perdón por lo evidente, y es que me había tragado el coche de delante por mirar mi estúpido mapa de Google. ¡Milagro! (no, Mili, tú no...) Vaya, cómo cambió todo. De mirada cabestra de afectado de Sintel, nuestro hombre-ya-sin-maletero pasó casi a mirarme con compasión. "No pasa nada, tío, esto le puede pasar a cualquiera. Además, es de renting, no pasa nada. ¿Tú estás bien? " Prueba superada. Yo no sabía si estaba bien o no... mejor dicho, seguro que mentalmente no estaba bien, jejeje. Pero me dirigí al segundo..., bueno, no, segundos: dos tíos, muchos gestos y ninguna palabra, es decir, de algún lugar de fuera de Iberia. Yo pedir perdón y ellos enseñarme contrato alquiler: ¡ser misma compañía! Jo, qué gracia les va a hacer, pensé. No iba mal la cosa, Alquiler 2 - Renting 1. Estos tampoco debían estar muy preocupados y, además, si me insultaban tampoco les iba a entender. Del tercer coche ya se había bajado una señora que me debió ver tal cara de susto que casi me pide perdón ella por estar por allí en medio. Fue un alivio verla, porque era para mí lo más parecido a una madre en esos momentos.

Decía en el post anterior que era el momento para que apareciera Gonzalo el masterman, el hombre IESE, el... Pero no, nuestro héroe ciudadano se escondía en el cuarto de los coches siniestrados. Era la personificación del I need a hero de Bonnye Tyler, un ciudadano como ud. o como vos, de la calle de al lado, que puede ser su vecino, el panadero, el frutero... el del accidente de al lado, o el de su accidente... ¡cualquiera! Pues bien, este buen hombre era lo que se dice un crack: el tío salió del coche y empezó a repartir instrucciones como nadie. "A ver, que de esto controlo, que he sido gruísta y sé lo que se hace en estos casos". ¡La leche!, ¡nuestro héroe!, ¡ahí estaba! "¡Todos al carril de la derecha! Yo paro el tráfico y uds. pasan los coches, en el mismo orden, al otro lado". Qué crack, el tío paró los 4 ó 5 carriles de la B-23 como si fuera de los Rangers de Ohio . Me metí en el coche, pero me daba pánico arrancar, a ver si eso explotaba: A ver a ver... perfecto, no pasa nada, ahora rápido a la derecha, y sin darle a nadie, jejeje. "El último, ¡usted!" Oh my godness, eso iba para por mí, el crack me hablaba... "Saque sus triángulos y ponga uno detrás de su coche. Y ¡todos!, apaguen todos los coches" Pero, claro, esto es como Spiderman o Superman: actúan rápido, con eficacia..., y desaparecen. Nuestro héroe no iba a ser menos: "A ver, yo casi no tengo nada, o sea que me piro. Que uno de uds. llame al 112 para que vengan los Mossos, y ya ellos hacen todo el papeleo y todo eso" Y se piró el tío. ¡Qué crack!

Pero se piró... lástima, con lo bien que había ido todo con él... Pero su labor había dado fruto, su ejemplo no había sido en balde: Gonzalo había superado los 12 años, incluso la edad del pavo, y estaba dispuesto a agarrar el toro por los cuernos. Así que llamé a la compañía de alquiler. "¿Cómo? ¿Qué si quiero otro coche?" Yo, que pensaba que me iban a leer mis derechos, y resulta que me dicen que me envían una grúa y otro coche... vaya, cómo mejoraba la cosa. Mis compañeros de infortunio también estaban mucho más relajados, así que empezamos a hacer un poco de vida social mientras venían los Mossos. La señora iba a una obra de teatro, y resulta que tenía un hermano que había hecho el IESE. Además, fíjate... y venga a darle al pico. El hombre-ya-sin-maletero me contó de su trabajo, etc. No se había hecho nada, pero "le dolía la rodilla" a ver si mañana no trabajaba. Y yo, pues muy a gusto ante la posibilidad de contar mi vida a dos víctimas indefensas y tan bien dispuestas... Bueno, y los guiris a su rollo, obsesionados con que alguien les certificara que ellos no eran culpables de los desperfectos de su coche.

Al rato (mucho rato, menos mal que ninguno nos habíamos hecho nada) aparecieron los Mossos, y ya empezó el papeleo. La verdad es que la llegada de los Mossos evitó males mayores: la señora y al hombre-ya-sin-maletero estaban ya a punto de ahorcarse (y casi no había ni empezado a contarles cosas). Y los guiris a lo suyo, querían su papel. Fueron todos muy amables. Incluso me denunciaron muy amablemente: "a ver cómo explico que se la han pegado 5 coches, si no digo que alguien ha hacho algo mal". Bueno, salí mejor parado que McLaren: 40 € y sin perder puntos; falta: distracción en la conducción, o algo así.

Según recibían aparte su parte del parte, cada parte se iba por donde había venido. Abrazos, lágrimas, buenos propósitos ("espero que llegues al teatro", "a ver si consigues no trabajar mañana", "enjoy your holiday") y me quede a solas con la patrulla. 15', 45', 1 hora 30'... y la grúa sin llegar. La verdad es que esta fue la parte desesperante. Eso sí: ¡qué bonito es el anochecer sobre la B-23! Del asfalto en el ángulo oscuro/de los Mossos tal vez olvidada/silenciosa y cubierta de coches... Es que la vena poética se me estaba hinchando de mala manera con esto de la grúa. Bien mirado, tenía de nuevo a tres seres humanos a los que soltarles mi rollo gratis; pero, sin ser maleducados en absoluto, estos no eran tan receptivos como mis buenos amigos a los que había jod...tropeado el coche.

Nada, que acabó llegando la grúa, que además traía el coche de recambio (jeje, otro C-4). El conductor tenía tantos colgantes (pendientes, piercings, etc.) como el conducido (ganchos, poleas, etc.), pero era muy muy simpático. "Oiga", le digo, "creo que hay un buen cacho de coche en la cuneta: el faro y alguna cosa más, por si hay que recogerlo". Respuesta contundente. "Pero, ¿tú has visto como está el coche? Al faro que le jodan" Jajajaja, gracias a Dios que todavía existe gente con sentido común. Si todos fueran como yo, aún estaríamos recogiendo clavos por allí.

Y allí nos separamos. Me ayudaron a cargar las maletas, cajas, trajes y bolsas en el coche nuevo, y nos despedimos. Recomendé a los Mossos que me tuvieran vigilado: he venido por 2 años, y fíjense la que monto antes de llegar. Menos mal que los tíos se reían.

Por supuesto que mi conducción posterior fue ultramegasupercuidadosa. Pero llegué. Algo más tarde de lo que habíamos quedado, pero llegué. Y creo haber llegado también al final de mi relato. ¡Vaya ladrillo! En fin, no creo que vuelva a hacer algo semejante, con lo que por una vez... Bueno, me imagino que el partido ha terminado, con lo que me voy a dormir pero ya. Buenas noches.

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