Friday, August 29, 2008

Más evidencias de una crisis

Hace unos días ya profundizamos en este tema, ¿os acordáis? Sí, vaya, cuando mademoiselle Vaquer nos hizo caer en la cuenta de cómo el precio de los helados de La Sirena reflejaba mejor que cualquier otro índice el aumento galopante de la inflación y, por ende, la crisis económica que nos atenaza. Tanto es así, que se oyen voces en los altos círculos económicos (e intelectuales en general) que comentan la conveniencia de rebautizar de inmediato el S&P 500 (Standard & Poor's 500) y llamarlo La Sirena & Mallorca's 500 (LS&M 500), por las razones anteriormente apuntadas, y alguna más.

Pero bueno, hoy quería mostraros otra preocupante prueba del avance de la crisis, que no ha pasado desapercibida a unos ojos atentos y experimentados como los míos (todo lo anterior era sólo una pequeña introducción, que se me ha ido en extensión y tonterías sólo porque acabo de recibir un mail de su protagonista, que se ha encargado en el mismo de recordar la anécdota). Pues bien, el otro día entré en el edificio de oficinas en el que trabajo, en la ya archiconocida calle Tuset (con todas las eses que te apetezcan) y ¿qué me encuentro en la portería? Una provisión de cierto material, digamos, de activos fijos (y muy fijos, más vale) que no dejaba lugar a dudas de que la empresa que lo encargaba... sentía miedo. No sé qué opinión le merece a ustedes esto, pero yo lo vi claro: alguien se preparaba para presentarse a concurso (para suspender pagos, vamos)... No he investigado en las droguerías y demás comercios asimilados de la zona por pedidos llamativamente anormales de materiales complementarios a los de la foto (en este caso, sí que sí, activos circulantes, más vale también), pero creo que sería entrar en un terreno francamente resbaladizo, e innecesario además: estamos en crisis, y a las pruebas me remito. Una imagen vale más que cien pájaros volando.

Nota: no os cuento el flipamiento del portero ante mi insistencia en hacer la foto que os he subido aquí... Simplemente deciros que no me quería dejar... Como no tengo carné de prensa (aunque sí de gallina, contemplando semejante espectáculo), le tuve que explicar que se trataba de un informe para una importante agencia gubernamental... Jo con el tío, ¡qué pesao!

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