Monday, December 24, 2007

¿Y cómo acabó todo?

Bueno, como venía diciendo, ya no quedaba nada. Se veía la meta, y aunque estábamos muy cansados al salir del examen de Dirección de Personas, sabíamos que al día siguiente, a esa misma hora, seríamos libres. Tan sólo el examen de Segarra nos separaba de la tan ansiada libertad. Eso sí, se había propuesto ponérnoslo difícil, tal como os voy a contar a continuación: no se admitían relajaciones antes de tiempo.

Ya nos lo había avisado. Al salir del examen de Chinchilla nos encontraríamos un aperitivillo en nuestro pigeonhole (es una manera hortera de decir, en inglés, cajetín; supongo que así se llamarían en el cole de Enid Blyton, recórcholes, jejeje). Según él, lo ideal sería que le dedicáramos unas tres horitas a su aperitivo... aparte de repasar lo que fuere necesario para el examen, claro. Vamos, futesas, minucias... Pues bien, el aperitivillo de marras consistía en un cuadernillo con una especie de caso de los habituales para clase pero recortado: ¿sería sólo para despistar o coincidiría 100% con el caso del examen? A lo mejor era para que nos familiarizáramos con el sector, que por cierto tenía un sex-appeal brutal: colas y pegamentos industriales... Mmmmm, donde siempre soñé con trabajar...

En fin, manos a la obra. Ahí estábamos todo el equipo pegándonos con el caso, mientras anochecía en el IESE. Sacamos unos cuentos números que nos pudieran ser útiles al día siguiente, y cada mochuelo a su olivo. Tampoco sabíamos hasta qué punto nos serviría lo que habíamos hecho, pero al menos habíamos trabajado el sector, que parece ser que era de lo que se trataba. Yo estaba francamente cansado, pero no pensaba quedarme a repasar nada. Había que dormir, porque el examen duraba ni más ni menos que cinco horas. Este Segarra es un crack, pero está como una regadera.

Y ná. Ahí estábamos al día siguiente, tan temido y tan querido a la vez, listos para enfrentarnos con cinco interminables horas de Dirección Comercial. Antes de entrar nos enteramos todos del accidente de Juande durante la noche. Menos mal que se quedó todo en un susto con más o menos magulladuras. Para el segundo trimestre estará de nuevo en plena forma.

El examen consistía en lo siguiente: dos horas para leer y analizar el caso (y dormir, si era el caso), y a continuación nos repartiría unas preguntas que nos servirían de guía, o no, y si no, pues respondíamos lo que nos viniera en gana, como siempre en clase. Desde ese momento sólo tendríamos tres horas más. Bueno, lo mejor que puedo decir es que SE ACABÓ. Resistí hasta el final. Aguanté el primer trimestre. ¡Sigo vivo!

Tras la cervecita de rigor (estaría bien una ley que la hiciera obligatoria, y no tantas leyes sobre memeces como tenemos ahora) me fui para casa: corte de pelo ultrarrápido en la pelu de enfrente, maleta, cantimplora, berberechos y bolsa de patatas y... de viaje, aunque un viaje muy breve, ya que Premiá de Dalt está muy cerquita de Barcelona. Proyecto: descansar junto al mar unos días. Realidad: atasco que te c. a la salida de Barcelona. Pero no, llegué. Noche cerrada, por lo que no pude ver lo maravillosa que es la finca... y no la vi en un par de días, porque, definitivamente, el trimestre me pasó factura. Desaparecer la adrenalina y petar yo fue todo lo mismo. Así que ¡a la cama! Pues sí que empezamos bien.

En fin, ya tengo fotos de la finca, pero os la describiré en el próximo post. Para abrir boca, os dejo una imagen de la casa principal. Por cierto, ¡¡¡FELIZ NAVIDAD!!!

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