Antes de nada, monada

Estoy intentando recopilar todas las fotos del evento, pero me está llevando cierto tiempo. Bueno, mejor dicho, como no tengo cierto tiempo para recopilar todas las fotos del evento, pues antes cuento alguna otra cosa que no me lleve tanto tiempo. Lógico no. Comprenderéis que el tiempo en contar algo que no me lleva tanto tiempo no será tanto como el que me lleva recopilar todas las fotos del evento, porque de lo contrario estaría intentando recopilar todas las fotos del evento antes que entretenerme otro momento. Se entiende, ¿no? A ver, que no es tan difícil, leñe. ¿Empiezo otra vez? Nooooooooo, tranqui, jajajaja... es que estaba estudiando Financial Accounting, y me preguntaba: ¿cómo hago ver a mis lectores lo que esto puede llegar a herniar un cerebro humano? Creo que es suficiente, ¿no? Si bien es cierto que en algunos casos la cosa ya viene mal de antes...

Y ¿qué quería contar mientras? Pues simplemente comentaros el broncón que me cayó el pasado viernes, y es que no todo pueden ser noticias positivas. La verdad es que todavía me dura el bajón: los que me conocéis bien sabéis hasta qué punto soy un ser sensible. El viernes, en concreto, estaba irreconocible: no era capaz de contar ni un cuarto de chiste. Y es que era la primera reprimenda de categoría que me echaba un profesor en el IESE. Me fui a casa doblao.

Y, ¿por qué la megabronca-saurio? Buena pregunta (eso pensé yo...). La verdad es que yo le hice una pregunta con mi mejor intención... pero él no debió verlo igual, es más, lo vio fatal. (¿tan mal se me entiende en inglés?) El caso es que no había entendido un asunto, o mejor, no sabía como aplicar ese asunto a otro asunto, y le pedí que, por favor (please), me pusiera un ejemplo (example) del primer asunto teniendo en cuenta el segundo asunto [ver NOTA]. Pues bien, me dijo que no le gustaba nada que le hiciera preguntas filosóficas (el-ente-en-cuanto-entetion questions). Yo pensé que estaba de coña, y me empecé a reír, pero la verdad es que se me atragantó la risa cuando le vi la cara y, peor aún, cuando me empezó a pegar ¡unos gritos! De coña nada, monada: se me fue cambiando a mí la cara: de risa a mueca, de mueca a fruncimiento, de fruncimiento a... a aboluta cara de asco, la verdad: que si me iba a castigar ese tipo de actitud (¿qué actitud?), que si con eso no conseguiría nada... Yo creo, la verdad, que debió pensar que estaba intentando quedar bien o algo así. ¡Jajajaja, como si yo fuera un experto en el tema, que no tengo ni idea!

En fin, que el resto de la clase la pasé herméticamente callado, intentando relajar, eso sí, los músculos faciales para que la cara de asco no me causara más problemas de los que ya tenía. ¡Qué triste, ¿no?! La verdad es que ayer tuve clase con él otra vez, y hoy igual... y no he dicho ni mú. Pero, también es lógico; hoy he estado a punto de preguntar una cosa (un tercer asunto) que no entendía, pero claro, a ver quién se atreve...

Finalmente, para que os hagáis una idea, me quedé así más o menos...
Jejeje, la verdad es que la foto tiene truco... y un pelín de sorna. Como diría Ariño, a buen..., pocas...

[NOTA] La tontería de los asuntos no es made in me, o sea, no es una tontería propia... ¿alguien sabe de qué película lo he fusilado?