Se trata de una instantánea tomada durante la cena-celebración aneja (atachada, en lenguaje actual) a la boda de Matías y Teresa. La boda tuvo lugar un Sábado -lógico, ya que era con una Sádaba- a principios de Agosto, pero hasta ahora no había recibido ningún testimonio pictórico del evento. En la foto aparece Matías saludándonos a Mariano y a mí durante la típica ronda intermesas.

Bien, bien. La ceremonia, oficiada por D. Ful (¡qué fuerte!, todo se quedaba en clase), fenomenal. Acto seguido, al Palacio de Aldovea, que queda más o menos donde McCain le dijo a Obama ¡te quiero! por vez primera... ahí por Torrejoz de Ardoz (de Estómago). Era un guiño a algunos de los presentes (los últimos de la lista anterior...). Bueno, a todo esto hasta ultimísima hora no sabía si yo iba a tener sitio en la cena, porque claro, uno confirma el día antes y lógicamente pasan estas cosas. De hecho, iba con la idea de que no iría a la cena... peroooo... el azar es capricornio, y yo acuario, y al final sí tuve sitio.
La cena fue agradabilísima. Si tuviera que elegir mi cielo, pediría algo parecido... Y no fueron los manjares (realmente exquisitos), ni la bebida (fantástica), ni el clima (delicioso)... sino que fue... sencillamente la compañía. Perfecta. Fijaos: un grupo de ocho personas pidiéndome que hable: ¡habla! Cuenta más cosas, por favor... Maravilloso, son las palabras que más feliz me hacen. No sé si están locos de atar, o si resulta que padecen una sordera galopante... no sé, pero para mí fue increíble. Hablé... como si no lo hubiera hecho nunca antes, ni fuera a poder hacerlo después. Y me pedían más los tíos... Ya digo, ¡el cielo! Yo intentaba hacerles hablar a ellos... cada cierto tiempo... Cada hora, más o menos, lo intentaba... un poquito... un poquitín al menos... vamos, que ellos quizá no se dieran cuenta, jejeje, pero es que ya me daba vergüenza; pero no, querían más. ¡Qué gente más buena! ¡Qué bien disimulaban! ¡Lo que pude disfrutar! Desde aquí todo mi agradecimiento: no sé si mi cielo será así, pero desde luego puedo asegurar que ellos se ganaron el suyo.
Cuando ya me sacié hasta el hartazgo del uso de la palabra, comenzó la típico y deliciosa conversación ólmica, en la cual rajas a muerte, pero con estilo. Si fuera por Mariano, Ángel, Eduardo, Alberto y yo, quizá hubiéramos teñido los manteles de sangre, pero ahí estaban las señoras de Fernández, Alonso, Manada y Casado (señora de Casado, jejejeje, que no de soltero...) para poner paz, y de paso para pedirme que diera más detalles sobre cualquier tontería del IESE que hubiera contado antes. Y ná, vuelta a empezar mi festín verborreico particular...
Bueno, fue una noche memorable, digna de tan importante evento... Sólo una sombra digna de reseñarse: no pudo estar López Monje (LMmale, ya que sí estuvo LMfemale)... y mucho le echamos de menos... Pero nos resarciremos... en diciembre, ¿no?
1 comment:
Pues claro que sí hombre, en diciembre llega el risarcimento.
Post a Comment