Bueno, el hecho es que gracias a PZM y al espíritu Bauer, aquí seguimos (¿PZM? ParaZetaMol). Estos días de inactividad me han llevado a profundas reflexiones muy muy trascendentales, tan profundas que en algunos casos han durado mucho más de las ocho horas que habitualmente se prescriben para los casos más graves. Pero el hecho es que son tantos los temas que realmente no sé por cuál comenzar. Quizá haya de iniciar mis meditaciones por aquellos asuntos que inciden más notablemente en la naturaleza humana, porque sí, a veces también pienso en cosas importantes, no os creáis, y ahora que he tenido tiempo y que mi cabeza ha estado absolutamente fuera de combate era un momento propicio para dedicarlo a cosas serias.
Así, por ejemplo, he pensado mucho sobre el trascendental asunto de los zumos. No es baladí, ni zumosol, ni mucho menos, el problema va más allá de los nombres. Durante estos días he estado conectado a diferentes dispensadores de zumo de naranja (gota a gota, pajita, inmersión en cuba, abrevadero...) y he tenido la oportunidad de probar distintas marcas. ¿Por qué ninguna sabe realmente a zumo de naranja? ¿Por qué Spielberg no saca Indiana Jones y el Secreto del Zumo Verdadero? Es que no lo entiendo. Por no haber, no hay ni un mísero caso que hayamos hecho en clase al respecto (y eso que hemos hecho casos de casi todo bicho viviente), ni del IESE, ni de la HBS, ni ná de ná. Seguro que aquí hay un problema operativo de p...bigotes, porque vamos, digo yo que no soy el único que se lo ha preguntado, ¿no? Bueno, quizá haya que acercarse al punto de ebullición corporal para que estas preguntas tan profundas salgan de uno mismo... pero bueno. Eso sí, que sepáis que hemos dado con una buena aproximación de lo que debe ser el zumo de naranja embotellado... pero si queréis saberlo, me lo tenéis que preguntar aparte. No quiero que mi blog cause una distorsión en el mercado mundial de zumos de naranja, y si doy mi opinión probablemente provoque una polarización masiva de los gustos... en el sentido contrario: no hay que aguar (¿enzumonear?) el fin de año a nadie...
Bueno, ya has comprobado con tus propios órganos oculares la profundidad de mi pensamiento... e imaginas hasta dónde pueden llegar mis disquisiciones en momentos de crisis gripal como éste. Por eso creo que lo mejor será plantear algunos ejemplos gráficos de este tipo de situaciones, y dejar los perturbaciones mentales para mejores momentos.
Mirad, esta foto me la hicieron durante el último trabajo del curso, el trabajo para MECME. ¡Vaya aquipo de trabajo, por cierto! Cris, Laia y Laury... vamos, con un poco de suerte después de debatir sobre la mejor manera de secar el pelo los martes y el bolso que más pegaba con las lentillas de los miércoles conseguíamos avanzar algo. ¡Que noooooo! Es broma... y el hecho es que... lo entregamos a tiempo, y con tiempo de sobra, vamos. Subo esta foto para que luego no digan que no publico fotos mías, incluso sin afeitar (luego veremos otra de afeites güena):




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