Saturday, June 21, 2008

Comienza mi vida en el venture capital

Y como no podía ser de otra manera, comienza de forma levemente chusca... ¡qué le vamos a hacer! Bueno, mejor antes de contaros mi primera intervención gloriosa, os digo dónde estoy y qué hago, ¿no?

Finalmente decidí enrolarme en un pequeño fondo barcelonés de capital riesgo, HighGrowth Partners. Está situado en la calle Tuset, casi enfrente del Sutton (esto servirá de referencia para muchos...). Esta es una pequeña calle justo antes de Balmes, repleta de oficinas y de negocios... la verdad cargada de vida, y de ruido. Hay aparcamiento para unas dos millones de motos, y aun así siempre falta sitio. Ya me he enterado, por cierto, que existe vida del IESE en esta calle, aparte de mí mismo conmigo mismo: así, en la esquina con Diagonal están las cuadras de ISDIN, donde unos cuantos IESEianos bregan diariamente para sacar adelante el producto Nutracel después de su triunfo en el Capstone. Por tanto hemos decidido fundar los LOWs, que se pueden traducir como Lunch Of the Week, o también como Lunch On Wednesdays, con ánimo de juntarnos todas las semanas. No solo los habitantes de Tuset, claro, sino todos los barceloneses que se encuentren a menos de una hora a caballo (los de L'Illa, por ejemplo, los de Paseo de Gracia, y muchos etcéteras).

Pues bien, en esa calle tan cargadita de actividad están las oficinas de HighGrowth. El edificio está bien, moderno pero sin exagerar, repleto de pequeños despachos y buffetes. Esta es la placa de la oficina:
Aquí aterricé yo el pasado lunes. Ya había estado varias veces antes para entrevistarme con el Consejero Delegado del fondo, con lo cual conocía bien el camino, la oficina, etc. ¡Pero esta vez venía para quedarme! Cuando entré me lleve la agradable sorpresa de que ya lo tenía todo preparado: una mesa, un ordenador con mi usuario y mi password, una cuenta de correo corporativa... ¡Y yo que pensé que todo el primer día estaría dedicado a este tipo de gestiones! Pero no, todo estaba perfectamente pensado. Incluso cuando entré en mi cuenta en el ordenador me encontré ya mapeados los accesos a los diferentes recursos del servidor... ¡todo listo! Además tenía un teléfono, y apuntados en un post-it los nombres de las diferentes personas de la oficina asociadas a su correspondiente extensión. Aquí empezaron mis problemas, y es que tenía 2/3 de mis tres neuronas anonadadas con tanta novedad... y la tercera no carbura como debiera...

Me fijé en la lista de extensiones: Montse, Ferrán, Mercè,... Pero, ¿cuál era la mía? Más aún, la persona que me había preparado la lista había añadido gentilmente su extensión, citándose a sí misma como "-yo-" junto a su número. ¿Quién era "-yo-"? Ya me habían presentado a todo el ecosistema, y todos aparecían con su nombre en la lista, con lo cual no entendía quién sería ese misterioso "-yo-"... ¿sería el informático? ¿la secretaria? No, la secretaria no podía ser porque aparecía citada nominalmente al principio de la lista. ¿Entonces? Ya se ve que además de ser un ser sumamente amable y atento (me lo había dejado todo fenomenalmente preparado), "-yo-" era también sumamente discreto. ¿Qué le hubiera costado poner su nombre igual que el de todos los demás?

Sí, ya sé que ahora este enigma parece de fácil solución, pero entones no lograba darle respuesta. Adopté posición de "Pensador" de Roden... y me puse a darle vueltas a tan misteriosa cuestión: la neurona libre calentaba motores...
¿Quién sería "-yo-"? ¿Por qué no me daba su verdadero nombre? ¿Qué se ocultaba detrás de ese afán por ocultarse? Vamos a ver... vayamos paso a paso, que para eso estoy haciendo un prestigiosísimo MBA... analicemos lo que sé hasta ahora:
  1. En el post-it veo ocho extensiones. Esto es algo que no admite duda, ya que lo estoy viendo empíricamente con mis propios ojuelos. Ocho es ocho, 5+3, 4*2, 2^3,... pero siempre y únicamente 8. Ok, esto está consolidado.
  2. Somos siete (seis y yo) en la oficina, y ya me los han presentado a todos. Hagamos un checklist de las personas, para que no se me escape nadie: Montse, Ferrán, Fèlix, Lali, Mercé y Jaume. Bien, ¿son seis? Uno, dos, tres... ; espera, otra vez: uno, dos,... seis, ok, sí. Esto también es empírico total.
  3. Comprobemos: ¿están los seis en la lista? Sí, parecen estar todos. Otro dato cierto 100%, no admite duda irracionable ninguna, creo.
  4. Además, uno de los números de la lista se refiere a la sala de reuniones (citada sencillamente como SALA en el post-it). ¿O será que alguien se llama Sala? No puede ser, no me lo han presentado, y además me han dicho que SOMOS 6, ¡leñe! No, la sala debe referirse a la sala de reuniones por... narices. Ok, pero ¡ojo! esto ya no es enteramente experienciable por mí mismo, sino que deja margen a una duda razonable. ¿Que hacer? ¿Otra checklist? Piensa Gonzalete, ¿qué te han enseñado en el MBA? Tío, eres un masterman... ¿qué hay que hacer en estos casos? Ya está, busquemos una prueba, preguntémosle al mercado... ¿qué tal llamando a esa extensión y viendo si suena o no en la sala? No es mala idea, pero hay un problema: ¿que pasa si, después de treinta minutos parado meditando, me ven jugando a llamar a las extensiones? No creo que les guste. ¿Y si Sala resulta ser el superConsejero Delegado y Presidente Mundial, que nadie me ha presentado? Nada, llego yo, el p. becario, le llamo y le digo ¿es eso la sala? No, no le va a gustar. En fin, dejaremos la sala como hipótesis no demostrable pero altamente probable. Por ahora es suficiente para nuestro análisis.
Bien, bien, bien: mi análisis me ha llevado cuatro pasos hasta ahora: tres de ellos rebosantes de seguridad experienciable, y el cuarto cercanérrimo a la misma. No voy mal. Voy a conseguir solucionarlo sin recurrir a la prueba sensible de llamar a la extensión "-yo-", ya lo verás... Entonces, hagamos un executive summary de lo que llevamos hasta ahora; siempre es superútil hacer uno de esos, ¿no? Veamos:
  • tenemos: una lista con ocho números, que se corresponden con seis personas que ya conozco, y la extensión de una sala (presumiblemente). Total, siete extensiones cubiertas (87.5% de éxito).
  • me falta: conocer mi propia extensión, y saber quién es la persona propietaria de la extensión calificada como "-yo-".
Creo que ahora ha llegado ya el momento de enseñaros una fotografía del post-it de marrás, para que podáis ir de mi mano en mi proceso deductivo. Visto el ulterior resultado de este proceso, decidí sacar una foto del mismo, para que quedase testimonio. Aquí va:
Sí, ahora os reís, ¿eh, pillines? Pero es que os he dado un montón de pistas... allí, yo conmigo mismo alone, con sólo una neurona libre... no era tan fácil. El hecho, de hecho, es que por muchas vueltas que le daba no conseguía darle solución: repasé los checklists, los DAFOs, los grafos, los grajos... y nada: no llegué a nada. ¿Quién sería "-yo-"? ¿Qué extensión tendría yo?

Me rendí, no tenía solución. Tras media hora de intenso debate intelectual, no lo había conseguido. ¿Que estarán pensando que estoy haciendo? Entonces, llamé al analista, a Jaume, y le mostre el post-it: oye Jaume, ¿a tí se te ocurre quién puede ser este tal "-yo-"?

1 comment:

Ángel Alonso said...

no seras tu Gonzalito¿???.....